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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Marisquería Santa Cruz, un adiós sentido

4 de junio de 2025

Una ciudad es apreciada y recordada por su historia, sus monumentos, los barrios que son piedra, tradición y aroma de siglos. El color de su cielo y la luz de su sol. Y por descontado que entre los grandes atributos urbanos hay que incluir ésa selecta nómina de restaurantes que contribuyeron, con sus exquisiteces culinarias y sus atentos servicios, a que pudiéramos levantar la copa de la felicidad y la satisfacción por haber gozado de festines gastronómicos difíciles de olvidar por el marco y el contenido.

Frecuento con asiduidad la Marisquería Santa Cruz, de Valencia, por espacio de más de medio siglo. Siempre he dicho que es el gran templo de la gamba mediterránea, la cigala y la quisquilla que alberga mi ciudad, además de otros productos del mar previamente seleccionados, con los que puedes tributarte, sólo o en compañía de familiares o amigos, un homenaje difícil de olvidar. Aparte de a los míos hasta Santa Cruz me llevé, a lo largo de muchos años, a gentes del juego a las que me han unido lazos de afecto del bueno. Y doy fé de habérnoslo pasado en grande saboreando los frutos marinos y paladeando los caldos que ensanchan el alma.

Escribo éste artículo porque Carlos Alfonso, y su encantadora esposa Micaela, Miky para quienes la sentimos muy cerca, nos anuncian el cierre del local para el próximo 26 de julio. El cese del negocio no obedece a otra causa que la jubilación de su propietario.

La noticia, que ya conocía, logra que me embargue la nostalgia. Son varios los restaurantes a los que acudía con frecuencia los que han ido bajando la persiana de un tiempo a ésta parte. Me están dejando sin opciones pues no soy amigo de descubrimientos. En Santa Cruz me sentía como en mi propia casa, regalándome la opción siempre apetecible de unos crustáceos para quitarse el sombrero y de una compañía, la de Miky y Carlos, tan solícita como impagable. Ellos, y Javi ya fallecido, han sido el alma de un local único en Valencia por su fiabilidad y lo esmerado de su oferta.

Con el adiós a Santa Cruz se nos van volando páginas escritas en una marisquería clásica y sin igual. En la que vivimos momentos de felicidad difícilmente superables. Una pena y un motivo para el recuerdo que permanece y dura.