Hay empresarios a los que les gusta sacar la cabeza y proyectarse públicamente. Y están en permanente primera línea peleando por la mejora de sus negocios y el avance de su sector. Otros piensan lo mismo pero optan por el segundo plano, por la discreción empresarial como pauta de comportamiento a la que se muestran fieles a lo largo del tiempo.
Un ejemplo de empresario apartado por voluntad propia del foco público es José Collazo. Es de los pioneros del juego en España y supo marcar pautas cuando el bingo inició su andadura. Su área de influencia traspasó pronto los límites de su Galicia natal extendiéndose de manera progresiva. En la época primeriza con el sector lastrado por decisiones administrativas manifiestamente regresivas fué de los que aporto lo que hizo falta para tratar de capear el temporal.
José Collazo nunca quiso estar en ninguna avanzadilla con ánimo de figurar. Tanto es así que hasta hace bien poco no existían fotografías suyas tomadas en los ámbitos propios de la industria. Era la imagen del gran desconocido gráficamente hablando. Trabajador infatigable ha estado metido en multitud de proyectos y lo ha hecho siempre a la chita callando, sin hacer ruido y entregado a un quehacer del que han salido óptimos frutos. Basta decir que COMAR es uno de los grupos más potentes y representativos de la industria con una fortísima proyección.
En la actualidad los hijos de Collazo, Julio y Dolores, están plenamente integrados en la compañía y aseguran la continuidad de la misma al tiempo que colaboran de manera activa en un proceso de crecimiento que lleva años escalando peldaños dentro de la industria.
Un dato digno de resaltarse: Julio y Dolores Collazo han heredado de su progenitor el sentido de la discreción, el apartarse del primer plano, el no albergar el menor deseo de notoriedad. A su padre ésta filosofía empresarial no le fué nada mal, y los resultados están a la vista. Y los hijos, conscientes de ello trabajan calladamente para impulsar un Grupo COMAR que persiste en su avance. Los Collazo o el trabajo silencioso, sin hacer ruido. Y sabiendo el terreno que pisan.