Después de la exhibición de ICE Barcelona trasciende una realidad que en modo alguno puede soslayarse. Y es que las empresas españolas pueden acudir a cualquier evento de dimensión internacional y largo alcance, como es el citado, sin ningún tipo de complejos. Con la cabeza alta y la certeza demostrada de que aquí, en cuestión de unos años, la mayoría de compañías nacionales han experimentado un nivel de crecimiento realmente espectacular. y han sabido estimular de manera progresiva éste avance a base de la utilización de la última tecnología, de contar con cabezas con imaginación y proyección de futuro y por disponer del apoyo indispensable de unos recursos humanos cada vez más profesionales y mejor preparados. Todo ello merced al empeño de las empresas en no regatear medios económicos y laborales con el objetivo puesto en seguir una línea clara de superación y desarrollo.
Este cuadro que deja traslucir el imparable proceso innovador de que está siendo objeto nuestra industria del entretenimiento quedó patente y a la vista a lo largo de las tres jornadas de ICE 2025. Contamos con compañías que están en disposición de tutearse con los gigantes del sector, los que tratan por todos procedimientos posibles de monopolizar el mercado y subordinarlo a sus intereses. Y en un segundo plano se encuentran otras firmas españolas, de perfil medio, pero que están demostrando con hechos y con productos que denotan una clara aspiración para ir ganando terreno en el campo de una oferta cada vez más depurada y válida para los subsectores a los que
va dirigida.
En definitiva,y volviendo al principio del artículo, lo que ICE 2025 nos puso delante de los ojos es la estampa de un cuadro de empresas españolas de la industria del juego que insisten en invertir, en reforzar sus prestaciones laborales, en intensificar el grado de profesionalidad de sus componentes para salir airosas de cualquier reto o compromiso. Y lo cierto es qu están logrando su propósito. Sin complejos de ninguna clase.
