Los empresarios valencianos que explotan máquinas en los bingos crearon en su día una asociación que informan actuará próximamente. Y lo hará para pedir más diversidad de máquinas en sus salas, más producto y mayor reclamo para dotar de alicientes sus establecimientos. Pienso que están en su derecho para hacerlo. Que lo consigan o no dependerá de cómo enfoquen la petición y si son capaces de un argumentario sólido ante la administración para que ésta de luz verde a sus pretensiones.
En igual medida entiendo que los salones aspiren a conquistar mayores diferencias respecto a su más directa competencia. En una economía de libre mercado como es la nuestra, si bien con el juego fuertemente intervenido, es lógico que cada subsector procure barrer para su casa. Eso sí: el afán por incrementar la oferta propia no tiene porqué apoyarse en tratar de limitar la del competidor. Aquí que cada cual emplee sus armas, sus razones y sus propuestas en defensa de sus intereses. Y nunca en contra del que tiene enfrente. Eso se llama juego limpio.
