La edad hace que los recuerdos se almacenen en la memoria y vayan cobrando nitidez con el trascurrir del tiempo. Evoco mis primeros contactos, cerca de cuarenta años atrás, con Enrique Pérez Costa. Lo visitaba en su VIDEOVAL de la calle Cuba, en un barrio de Ruzafa valenciano a rabiar. Desde el inicio de SECTOR contamos con su firma como anunciante. Y a partir de ahí se fraguó una relación personal mantenida con mayor o menor intensidad a lo largo de los años y que tiene su escenario de reencuentro con motivo de EXPOJOC, evento del que Enrique es uno de sus principales protagonistas desde la primera edición.
La época de mayor proximidad con Pérez Costa data de cuando desempeñó su larga y fructífera etapa como presidente de ANDEMAR-CV. Que en su época era cometido nada fácil, dados los nombres que formaban sus juntas directivas, algunos de los cuales eran pesos pesados, empresarialmente hablando, del sector. En su función presidencial Enrique tenía que templar gaitas, muñir acuerdos y limar controversias. En el seno de la junta chocaban intereses contrapuestos y no faltaba el pugilato de egos por lo que la presidencia debía sacar a relucir un espíritu taurino, toreando por lo fino y empleando la mano izquierda, y la derecha si hacía falta, para templar, mandar y reconducir situaciones comprometidas. En ésa función rectora, nada fácil, Pérez Costa tuvo cabeza clara y dotes persuasivas para deshacer nudos y lograr consensos. Su misión estaba en no pocos casos plagada de minas que supo desactivar con inteligencia y simpatía.
Desde la perspectiva empresarial Enrique ha sabido surcar mares y salir de tempestades sin que el barco naufragara. Y ahora, contando a su lado con la vitalidad y el entusiasmo natural de Pablo Alejandro sigue dando clases de experiencia en el recreativo valenciano. Pérez Costa, torero y maestro siempre.
