Quienes hemos gozado de la oportunidad de asistir a la mayoría de Congresos de Juego de Castilla y León conservamos vivos en la retina y en el pensamiento paisajes, vivencias, sabores y olores que son espejo de España. Porque un recorrido por las tierras castellanoleonesas es una invitación en toda regla a abrir de par en par las páginas de nuestra historia, de la que nos hizo y formó como nación, la que nos llevó al nuevo mundo, la que selló nuestro espíritu unitario y nos engrandeció como pueblo.
La asistencia a los sucesivos eventos del juego promovidos por la Junta nos han deparado la oportunidad de reencontrarnos con ése espejo de la historia que se refleja en las piedras de la arquitectura monumental, de catedrales y palacios, de conventos y claustros, en los que la piedra cobra temperatura humana y es legado de los siglos. Ese espejo donde se miran los campos dorados y los ríos de plata y el mesón y la casa de comidas son compendio de cultura y suprema lección gastronómica. Todo es abundante y cautivador en Castilla y León, todo tiene un aire señorial y una impronta de hidalguía, todo transpira seriedad, templanza, y apego firme por la tierra que es escenario capital de innumerables gestas, de avatares que nos forjaron y nos hicieron como somos.
Una pura delicia, un canto a la vida y la historia perderse por las comarcas de Castilla y León. Con motivo del juego y siempre.
