La Asociación Empresarial de Juegos Autorizados ( ASEJU ) celebró su 46 asamblea anual. El dato revela por sí sólo el grado de madurez alcanzado por una entidad pionera en el asociacionismo del bingo y que tanto es así que la convirtió en una primera época en aglutinadora nacional de los intereses sectoriales. ASEJU tuvo una dimensión representativa que traspasó los límites regionales para adquirir una imagen general del bingo en un conjunto muy amplio y revelador de su importancia.
La madurez está más que acreditada. Y el liderazgo también porque conviene recordar que en Madrid han llegado a coexistir cuatro asociaciones empresariales del bingo, algunas de carácter individual, que se han ido difuminando de manera progresiva hasta dejar que ASEJU ejerza una indiscutible influencia en éste terreno, demostrativa a todas luces de un trabajo tenaz, persistente y revelador del ejercicio de una política asociativa sustentada en el estudio y análisis pormenorizado de los temas que afectan al colectivo, del mantenimiento de una relación muy fluida con la Administración de la Comunidad y con la Confederación Empresarial Madrileña que respalda sin reservas su ejecutoria.
El liderazgo asociativo de ASEJU se ha venido consolidando en buena parte merced a la labor desarrollada por dos nombres propios: José Luis de Pedro Ramonet, un presidente que heredó de su progenitor, nunca olvidado, la pasión puesta al servicio del bingo madrileño, y de José Luis Merino, profesional descollante de la abogacía con una dilatada trayectoria que inició desempeñando la gerencia para convertirse finalmente en un secretario general que se ocupa del día a día de la entidad y ha venido demostrando con hechos y resultados su capacidad para enfocar los problemas y soluciones del bingo con la perspectiva que confieren sus conocimientos jurídicos y su saber profundizar en los asuntos relativos al bingo.
ASEJU, tras su 46 asamblea, es un modelo a seguir en materia de bien hacer y actuar cuando se trata de garantizar un futuro sostenible y mejorado para el bingo. No extraña por tanto su hegemonía asociativa que es indiscutible.
