RANK Group, propietaria de salas de bingo en Cataluña, Madrid y Andalucía ha llevado a cabo un estudio sobre perfiles y comportamiento de sus clientes en las salas de la compañía durante 2022. El cambio más llamativo se refiere a la detección de una modificación generacional del tipo de cliente. El 46% de los habituales registraron una edad entre 18 y 35 años lo que significa la entrada en juego de un público joven que hasta ahora no tenía ésta modalidad entre sus preferencias para el esparcimiento o la diversión.
Se ha venido repitiendo a lo largo de los últimos años que el problema grave del bingo era el estancamiento de su público objetivo y su carencia de renovación. Los clientes de las salas en su mayoría respondían a un perfil de personas maduras tirando a mayores que con el transcurrir del tiempo no encontraban el adecuado recambio. Este hecho se fue agudizando en la medida en que aumentaba la edad del usuario tradicional y se iba perdiendo paulatinamente masa clientelar.
No sé realmente si los datos aportados por RANK son extrapolables a lo que está aconteciendo en el conjunto del sector a escala global. Lo lógico es que el muestreo realizado en tres autonomías de la relevancia de Cataluña, Madrid y Andalucía encuentre un reflejo similar en el resto de los territorios, lo que es una buena noticia. La introducción en las salas de alternativas como las máquinas, las ruletas y las apuestas deportivas no cabe duda de que han contribuido a abrir las puertas a un segmento más joven que con anterioridad no pisaba un bingo porque no se sentía atraído por su oferta. Hay que esperar en que estos contingentes de clientes de nuevo cuño vayan intensificándose pues sólo así se garantizará la existencia de un sector medianamente sostenible, por acogernos a un término muy boyante en nuestros días. Esas puertas abiertas a la juventud se harán más patentes en la medida en que las nuevas tecnologías se apliquen a la oferta de un bingo dispuesto para atraer y seducir.
