No hay fronteras para la compañía. Ni continentes que se resisten a su influencia. No hay territorios del mapa mundial, ni gentes de hablas distintas y costumbres dispares, que no queden cautivados por la magia de unos productos que garantizan la emoción de un entretenimiento incomparable, que hace disfrutar y sonreír, qué despliega un cúmulo de sensaciones donde la imaginación y la originalidad mandan y marcan sus reglas de oro.
ZITRO inauguró oficina en la India, hermanándose con sus tradiciones y con sus modos de ser y sentir. Mostrando su enorme capacidad de adaptación a las singularidades del territorio y a sus formas y maneras de entender el ejercicio de la diversión. Este es sin duda uno de los grandes secretos de la empresa fundada por Johnny Ortiz que allí donde desembarca hace fácil lo más difícil: conectar con el entorno y sus demandas y responder de acuerdo con sus preferencias. Esa es una de las claves del triunfo internacional de ZITRO, la de proyectar un sentido de lo original que no es único e indivisible, que es plural y se ajusta en sus propuestas a la peculiaridad específica de cada mercado.
ZITRO no conoce fronteras por que la imaginación de Johnny Ortiz y la profesionalidad del gran equipo que lo rodea no cesan en su búsqueda de respuestas cuando se trata de penetrar en un continente o un país. En ésa aventura empresarial que entraña riesgo y compromiso hay que saber jugar muy bien las cartas para triunfar. Y eso lo está haciendo ZITRO a las mil maravillas en su constante expansión por el ancho mundo que resulta ya del todo punto imparable. ¿Que cual es la razón última de éste despegue empresarial nunca conocido hasta hoy en tan breve periodo de tiempo? Talento, trabajo y audacia podrían valer para definirlo. Pero eso mejor que nadie tendría que explicarlo Johnny Ortiz, padre de una criatura que ha crecido hasta hacerse un gigante. Del juego internacional.
