R.FRANCO, escribimos el nombre y de hecho nos estamos refiriendo a la historia, la mejor historia, del recreativo español. Al fabricante que se transformó en mito y supo poner a disposición del sector las máquinas de leyenda que se han perpetuado en el tiempo y en la memoria de los operadores. Los productos que supieron contactar con la gente, que encandilaron y arrasaron, que entretuvieron tanto como ingresaron y que con sus trayectorias sirvieron para cosechar resultados nunca vistos.
R. FRANCO ha sido la firma, la marca que ha superado las barreras de la industria y adquirido popularidad más allá de la misma. Ha sido y es un nombre familiar por el hecho de que sus máquinas, a lo largo de casi medio siglo, han estado en miles de bares de todo el territorio nacional divirtiendo y emocionando y dejando constancia de que con las sobras del almuerzo o el carajillo se podían pasar unos instantes gratos y apasionantes por el hecho de jugar con unos productos insuperables.
La línea de R.FRANCO ha discurrido inalterable por los cauces en los que la creatividad se ha mostrado como una baza de éxito seguro. De ello se ha ocupado, con la fuerza y el tesón que han representado una constante de su vida y su obra, Jesús Franco Muñoz, ejemplo de tenacidad y fé ciega en una idea y un proyecto, en la que ahora se ocupan, junto a su figura señera, un destacado plantel de expertos profesionales que persisten en la línea de superación y progreso que son el santo y seña característico de la firma.
En el Expocongreso de Torremolinos R.FRANCO reafirmó su condición de empresa en constante proceso de superación. Que es capaz de suministrar productos con la vitola del éxito garantizado para todos los subsectores y que persiste en su trayectoria de innovar en base a una experiencia más que acreditada cuando se trata de pulsar lo que pide el jugador. R.FRANCO, genio y figura siempre.
