La Asociación de Salones de Euskadi ( ASE ) ha tenido la valentía de hacer autocrítica. Considera perdida la partida en lo que concierne al proyecto de modificación del decreto de salones que endurecerá, y mucho, la normativa que regula la actividad. Todo un cambio a peor y como consecuencia, según ASE, “de llevar varios años aguantando la fina lluvia de las seudoinformaciones contrarias al juego, de las falacias y falsas verdades socialmente aceptadas, junto con la tendencia al puritanismo, al buenismo que son las bases sobre las que se establecerán las nuevas regulaciones con una serie de medidas muy restrictivas.” A ésa fina lluvia, añade la asociación, “no hemos sido capaces de mostrar nuestra versión con la misma eficacia con que lo han hecho nuestros detractores.”
El análisis, muy simple y directo, es la radiografía de lo que está aconteciendo no sólo en Euskadi si no en el resto de España con los asuntos del juego. Donde leyes y reglamentos se están endureciendo en base a campañas apoyadas en falacias, en las que prevalecen las fake news, los tópicos manidos, las realidades inventadas que al final calan en la sociedad. Y sin que el sector reaccione de manera adecuada. Por descontado que la partida es muy complicada puesto que los prejuicios en contra están ahí, pero se impone en situación de emergencia diseñar estrategias de defensa y dar la cara con argumentos. Todo menos esconder la cabeza debajo del ala. Una práctica demasiado habitual, por desgracia.
