Ayer publicamos un artículo de Germán Gusano escrito para un medio generalista. Mediante un relato lúcido y bien documentado hablaba de la demonización del juego, del alarmismo ilimitado y del errático debate público que se está generando en torno al tema.
Me habría parecido normal que Gusano divulgara estas reflexiones, que insisto están sólidamente fundamentadas, cuando desempeñaba el cargo de director de la Fundación Codere, puesto desde el que rindió buenos servicios al sector, llevándolo al ámbito universitario y propiciando la realización de estudios y trabajos de análisis que se han convertuido en herramientas de la máxima utilidad empresarial.
Lo paradójico es que el artículo de Gusano aparece cuando quien lo suscribe lleva tiempo fuera del juego y ejerce en la actualidad como director de la Fundación del Atlético de Madrid. Y su reaparición, aunque sea epistolar, permite afirmar que Germán no se ha desvinculado del todo de un sector al que dedicó ideas y trabajo y del que hace una defensa seria y muy razonada de un asunto que está desbordándose en su tratamiento periodístico y audiovisual.
En contraste con la aparición sorpresiva de Germán Gusano se han echado en falta otras voces que sí están dentro del sector y pasan facturas por su permanencia en él. Facturas altas y cierta altanería que deberían rebajar.
