Estar entre amigos eleva el espíritu, abre las puertas del corazón a los afectos sentidos y recobrados, ayuda al reencuentro con la palabra y el abrazo, nos hace más auténticos y de paso nos despeja la mente de los sinsabores cotidianos que nunca faltan.
Proclamo en voz alta mi felicidad porque hoy voy a estar entre amigos. Que no son legión pero sí más bien pocos y escogidos. La amistad es un término muy prostituido, que cotiza a la baja porque son muchos los que tildan de amigos a los que no pasan la frontera superficial del conocido. Amistad es palabra mayor, que hermana y une, que enlaza generosidad recíproca y sirve para humanizarnos un poco más, para sacar nuestro lado sensible, para enseñarnos a compartir y ser solidarios.
Hoy voy a estar en EXPOJOC con un puñado de amigos del alma, con los que sé lo que es compartir y confesar, desnudar el alma y ejercer de paño de confidencias que acercan a las personas y sirven para sellar lazos perdurables. La amistad es la regla de oro que engalana la existencia cotidiana y la transforma en más llevadera y agradable.
Por eso levanto la copa con alegría y me siento reconfortado con la presencia impagable de un puñado de amigos que abrazaré en EXPOJOC 2018.
Gracias y larga vida para todos, yo incluido.
