Pablo Echenique, portavoz de UP, es en lo político un tipo que actúa y se comporta con un permanente espíritu demagógico y provocador, amigo del insulto y siempre proclive a la descalificación del adversario mediante procedimientos abyectos. Exhibe en sus manifestaciones públicas mucha mala baba, mucho veneno verbal y por ello se ha ganado a pulso el rechazo de amplias capas de la sociedad. Políticos de ésa baja ralea, dedicados de manera pertinaz a la agitación social y al encizañamiento de la vida pública, quizás porque no tienen otra faena que hacer, no admiten otra catalogación que la de miserables y Echenique lo acredita con una trayectoria salpicada de agravios y vejaciones contra quienes osan discrepar de sus tesis neocomunistas.
El memorial de ataques groseros perpetrados por Echenique contra sus oponentes, que al parecer incluye un amplio espectro político y social, da para mucho. No pasa un día sin su ofensa ni su imbecilidad. Una de sus últimas hazañas ha consistido en un ataque virulento contra Rafa Nadal y Ronaldo, dos deportistas más que sobresalientes, a los que señala “como cómplices de destruir la economía de las familias trabajadores y enganchar a los jóvenes a la heroína de las apuestas” por promocionar firmas dedicadas a la actividad.
El lenguaje empleado, y la desmesura y falacia que entraña, denotan a las claras cual es el cariz de un tipejo que se ejercita cada día con mayor ahínco en subrayar su condición de auténtico miserable. De hijo de lo que ustedes quieran poner.
