Son muchas y difíciles de responder las preguntas que se hace el sector ante las noticias que circulan un día sí y otro también. Independientemente de las iniciativas que puedan barajarse para la defensa del sector y su futuro pienso que una de las vías prioritarias que hay que utilizar consiste en dialogar con los reguladores. Son ellos los que conocen y viven la realidad de la industria en su más amplia acepción. Una realidad tal cual es, desprovista de artificios y prejuicios: una realidad responsable y cumplidora y alejada de las estampas negras que se tratan de vender. De esto tienen constancia los responsables autonómicos del juego, que son conscientes que la imagen que se transmite no es en modo alguno la que casa con la verdad.
Esa intervención de los reguladores, al menos para intentar frenar acciones indeseables para las empresas, debe canalizarse a través de las respectivas asociaciones que son las llamadas a intensificar el diálogo con las administraciones, apelando a su conocimiento sectorial y a la sensatez que tiene que prevalecer en caso de que no se persiga cargarse al sector, con todo lo que ello supondría para operadores y empleados y para las propias haciendas. En días turbulentos como los que atravesamos apelar al comedimiento y realismo de los reguladores es una carta a jugar. Que deben barajar las asociaciones.
