No el de lotería, que por ése lado la gente de los salones está más que escamada con una competencia tan desleal como protegida por los que mandan que son sus amos. La patronal de los salones va a por su décimo congreso anunciado para el próximo mes de mayo. Se cumplirá entonces una década, que ya da para contar y evocar, desde aquélla primera vez que los representantes del subsector cerraron filas para debatir su situación, analizar sus problemas y proceder a la defensa de sus intereses. Unos intereses que con el paso del tiempo y hasta llegar a nuestros días han sido durísimamente maltratados como nunca lo fueran el resto de modalidades de juego privado.
Diez años hacen que se cumpla una mayoría de edad congresual. Y de ella se desprende una firme consolidación de la actividad que ha ido evolucionando de manera progresiva para mejorar, transformar su imagen, reforzar sus servicios, intensificar sus niveles de profesionalidad en el personal y garantizar el máximo la seguridad de sus clientes. Son avances más que notables que se han registrado mediante el firme compromiso de los empresarios para tratar de contrarestar las salvajes campañas denigratorias auspiciadas desde las instancias oficiales de la extrema izquierda política y sus terminales.
Ha trascurrido una década y los últimos congresos, como consecuencia de la feroz ofensiva desencadenada contra sus locales, ha hecho que los directivos de ANESAR tuvieran que bregar a fondo para tratar de desenmarañar tanta mentira vertida impunemente. Y en ése capítulo de arremangarse la camisa, trabajar a fondo, hablar claro y levantar la voz cuando ha sido preciso hay que destacar la grandísima tarea realizada por Pepe Vall al frente de los salones, y de un Juan Lacarra cuya dedicación y conocimientos han revestido importancia capital. Chapó por los dos y adelante con la lucha. Que no deja de serlo tal y como está el patio.
