Oiga que no, que no está Andalucía en el foco por aquello de la moción de censura, tan en boga ahora que parece responder a la última moda. No, por tierras andaluzas reina la calma política. Hay entendimiento entre los que gobiernan, los políticos que pilotan la autonomía se caen bien, se soportan y por el momento no cabe esperar sorpresas.
En el foco se ponen algunos ayuntamientos andaluces, llámense Sevilla y Málaga, a cuyo ruido pretenden unirse otros municipios que están dando la tabarra con el juego. Quieren por su cuenta y riesgo establecer distancias entre los establecimientos de juego y marcar directrices en torno a la actividad. La Junta ha dejado desde el principio muy clara su postura reafirmando, por sí hacía falta hacerlo, que las competencias en la materia son exclusivamente suyas y que es ella la que fija y determina los criterios para ejercer la actividad.
En panfletos editados por la izquierda radical se ha podido leer que la Junta y los grupos del sector están compinchados para permitir la proliferación de establecimientos de juego en contra del criterio de los Ayuntamientos. Una bazofia más que añadir a la que suelen verter determinados libelos de ideología muy acentuada.
Manuel Vázquez, responsable de Tributos y Juego de la Junta ha puesto sensatez ante tanto desvarío municipal, de clara inspiración ideológica: “No parece lógico que cada operador se encuentre con normativas distintas en cada municipio. Los límites de ubicación de locales deben ser proporcionados. De lo contrario se iría en contra de la libertad de empresa.”
Que los municipios se ocupen de sus asuntos, que faena tienen, y que la Junta de Andalucía actúe de acuerdo con los reglamentos y directrices marcados para el juego .Cada cual a los suyo y lo demás sobra.
