Le deseo la mejor de las travesías a don Manuel Vázquez Martín el nuevo y flamante regulador del juego en Andalucía. Y al recibirlo desde ésta columna le quiero expresar mi desilusión por un hecho, que podría ser objeto de controversia, pero al que yo particularmente le confiero importancia: La Junta le resta carácter al juego, le quita entidad, lo subordina a otras funciones dentro de su aparato administrativo. El recién nombrado responsable de la actividad, el señor Vázquez Martín, ejercerá la responsabilidad de director general de Tributos, Financiación, Relaciones Financieras con las Corporaciones Locales y, finalmente, Juego.
Me consta que el enunciado del departamento, en el que juego figura en la cola, no será obstáculo para que se le preste similar atención que a las otras tareas administrativas. Pero mosquea un tanto comprobar como el juego se incluye como una especie de apéndice, añadido o hermanito pequeño de los asuntos financieros. Si nos remitimos a la etapa anterior, el juego dependía del patrimonio, algo que también tenía sus bemoles. Que me expliquen como casan patrimonio y juego.
El juego en Andalucía reviste una extraordinaria entidad económica y social. Posee músculo de industria pujante y generadora de empleo. Por eso entristece un poco que la Junta no tenga la suficiente sensibilidad para enclavarlo en un departamento en el que tenga el protagonismo que merece por su trascendencia. Queda dicho con el mayor de los afectos.
