Usted y yo, los amigos, los vecinos, la gente está ansiosa por tratar de recuperar el tiempo perdido. Quiere resarcirse moralmente de dos años dolientes de reclusión, ostracismo, de alejamiento de personas, lugares y paisajes que dibujaban el entorno de nuestras vidas y estimulaban la capacidad de ser y sentir. Hay un deseo irrefrenable por salir al reencuentro de los afectos interrumpidos, de las relaciones que ensalzan el alma, de aquéllos sitios en los que experimentamos el valor de la belleza que nos hace sentir, vivir y emocionarnos. Nos acucia la necesidad imperiosa de restablecer nexos de entendimiento y unión con aquéllos que hemos compartido relaciones de trabajo, amistad y afecto. Pretendemos, en definitiva, una vuelta a la normalidad que nos fue robada por un plazo tan largo como duro.
Hay escenarios que ayudan y sirven para ser un eslabón más llegado el momento de recobrar el pulso de los negocios, de escudriñar el mercado y de volver al contacto directo con los profesionales que lo conforman y prestan temperatura humana a cada una de sus acciones. Uno de ellos es sin ningún género de dudas EXPOJOC, la muestra del juego que tendrá lugar en Valencia los próximos días 8 y 9 de junio.
A lo largo de sus siete ediciones EXPOJOC se ha venido revelando como un lugar propicio para la animación de todo lo relacionado con la industria del juego. Una animación plural, diversa y enriquecedora cuyo objetivo radica en contemplar la realidad del sector desde perspectivas muy distintas y convergentes a la vez lo que imprime al certamen un sello propio y singular. Y en el plano de la sociabilidad EXPOJOC es un espacio abierto a la cercanía de los participantes, actores protagonistas o invitados, a la expansión de la cordialidad compartida y a la efusión de los abrazos. Es un motivo ideal para hacer de Valencia un escenario que alumbra las sombras dejadas atrás. Y que adquiere la categoría de cita irrenunciable.
