Fidel Molina Flores es un empresario de mucho peso en el juego y la hostelería. Y un personaje controvertido que despierta adhesiones y también críticas. Lo que resulta evidente es que sus actos y sus declaraciones nunca provocan indiferencia si no todo lo contrario: son objeto de interés, polémica y debate. Y se podrá estar o no de acuerdo con sus planteamientos y actuaciones pero lo que nadie puede negarle es que con motivo de la pandemia y de la ley valenciana del juego se ha movido y mucho y está peleando lo indecible en defensa de los intereses del recreativo y de la hostelería. Foros de opinión, encuentros con políticos, manifestaciones y un aflorar asiduo al primer plano de actualidad dan cuenta de la lucha constante que viene manteniendo Fidel para atenuar los duros efectos provocados por el Covid-19 y las amenazas, muy serias por otra parte, que se ciernen sobre la industria del recreativo y por extensión del bar y la cafetería.
En nuestro país somos proclives a la crítica desde la comodidad, desde la inacción, desde el verlas venir para que el problema nos lo solucione otro. Todo lo contrario de lo que viene haciendo Fidel Molina, que con sus aciertos y errores como todos, lleva meses arremangado, peleando que es lo que le va y le pide el cuerpo y dándose de bofetadas, en términos alegóricos por supuesto, para trasladar a políticos y a la opinión pública la complicadísima situación que está incidiendo muy negativamente sobre el bar y la máquina.
Ahora se anuncia una nueva cita de SOS Hostelería. Con Fidel llamando la atención y poniendo el foco en el problema. Que lo es y en grandes dimensiones. Con lucha titánica de por medio y nombre propio.
