Quienes estamos en el juego desde la primera hora o muy poco después de la legalización, como es mi caso, hemos podido gozar de múltiples vicisitudes y también afrontar numerosos contratiempos. Pero sobre todo tuvimos la suerte de tratar a los empresarios pioneros del sector. La mayoría de ellos partieron del cero más absoluto y tocaron el cielo levantando verdaderos imperios. Son biografías de personajes verdaderamente apasionantes, por lo que hicieron y lo que lucharon, por lo que supieron ganar en todos los terrenos y lo que aportaron como ejemplo de pelea, de compromiso y de espíritu de superación progresiva que no tenía techos ni sabía de desfallecimientos. Y eso que nunca faltaron piedras en el camino, algunas con duras aristas.
De éstas gentes que son leyenda del juego entresaco varios nombres muy destacados, que ni aireo porque corro el riesgo de dejarme alguno en el tintero, con los que tuve un trato regular y en no pocos casos de amistad sentida y duradera. Los hay que desgraciadamente ya no está entre nosotros. Pero de todos ellos aprendí, extraje lecciones de vida y trabajo, tuve encuentros y desencuentros, abrazos y distanciamientos y, sin embargo, ésa sucesión de páginas compartidas entre blanco y negro nunca mermó mi admiración por sus conquistas a base de talento natural, audacia y toneladas de trabajo puestas al servicio de sus ideas de empresa y negocio.
El tiempo ha ido imponiendo sus leyes y varios de aquéllos legendarios nos dijeron adiós. Otros siguen si bien optando por el segundo plano. El relevo generacional se impone y emergen caras nuevas. Que sin duda están muchísimo más preparadas que sus antecesores, porque han podido formarse y tomar un contacto gradual con el negocio. Son los que comienzan a pilotar el futuro. Como soy mayor sigo añorando el genio espontáneo, la valentía, las ganas de pelea y el tesón de los que pusieron los cimientos del sector. Que despiertan mi añoranza de un tiempo que ya es historia.
