María José en el sector es una y resplandeciente. Identificable por todos y cosechadora de simpatía y afectos. Su empresa es su vida y por eso le ha entregado generosamente juventud, ilusión y trabajo. Esta última palabra, trabajo, va unida permanentemente a su trayectoria vital. Que no ha sido profesionalmente fácil ni ha estado huérfana de zancadillas que ha sabido superar con su lema: rendición nunca.
En los foros de debate, en el asociacionismo, en los encuentros sectoriales la presencia de María José es motivo de atención e interés. Nunca pasa desapercibida porque ha sabido ganarse a pulso reconocimiento y respecto. Son muchos años de brega, de dar la cara, de estar en las trincheras que defienden el sector para que se acepte su peso e importancia. Y luego está la labor desplegada para realzar la imagen de su Grupo. Alma, corazón y vida de su peripecia profesional a cuya contribución ha puesto energías y sentimiento.
La conozco un montón de años, aunque ella siga siendo joven pues empezó en éste mundo del juego cuando era una chavalina, y disfruto de su amistad. Pero anticipo que escribo en base a criterios objetivos. Nadie puede negar su labor, en ocasiones visible y en otras anónima, en pro de la industria del juego y de su Grupo. Su indesmayable voluntad de servicio, su tenaz compromiso sectorial. Recientemente, con motivo del Covid-19, nos decía: “El sector ha sobrevivido a momentos muy duros, no hay que rendirse nunca.”
Y ahí sigue María José peleando y soñando con un sector mejor para todos. Me olvidé del apellido. ¿ Hacía falta… ?
