El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, avanzó que el plan de ayudas a las actividades afectadas por el Covid-19, dotada de unos fondos que ascienden a 647 millones de euros, se ampliará a ochenta nuevos sectores. El estiramiento de la operación socorro hacia los autónomos y las empresas ha sido considerable y ante éste vuelco de la situación cabe preguntarse: ¿ Le tocará por fin el turno al juego valenciano aunque sea en forma de pedrea que no tendría por que serlo ?
Llevar las reticencias a los prejuicios sobre el juego privado hasta el extremo de marginarlo en las ayudas económicas cuando éstas contemplan un amplísimo arco para dar cabida a todos sería tanto como sacar un retrato de cuerpo entero de la Generalitat. Del que se desprenderían destellos de ésa no disimulada aversión que le provoca el juego y que ha venido desembocando, como en el caso que nos ocupa, en desentenderse del sector en el más amplio de los sentidos.
Habrá que esperar hasta el viernes que es el día indicado para aprobar la gestión de los fondos. Y confiar en la sensatez política, pese a que en ocasiones se eche de menos. Y en que la gran patronal, cuyo presidente escoltó a Puig en su comparecencia para anunciar las ayudas, tire una manita y le susurre al oído al president que el juego no es tan malo como pretenden pintarlo algunos compadres políticos, que cumple, lo fríen a impuestos y se porta bien. Por eso merece una ayudita, por favor, president. No nos decepciones. Sería el colmo.
