Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Televisión

26 de marzo de 2021

Hace tiempo que dejé de ver la televisión, la pequeña pantalla que en líneas generales es una caja de adoctrinamiento, vulgaridad e incultura. Los llamados
Informativos se han transformado en un vehículo que circula en una misma dirección, contraviniendo todas las señales objetivas y éticas. Las tertulias políticas están protagonizadas por unos zascandiles y su ídem femenino que, con sobrada suficiencia, opinan de lo divino y lo humano sin cortarse un pelo y lo hacen fieles al guión que les dictan quienes le pagan la soldada. Si vamos a los programas del corazón la escenografía se mueve entre el patetismo y la hilaridad. Son espacios de cotilleo de barrio donde prima el despellejeo personal, el chisme malicioso, el infundio y el insulto y en los que el respeto más elemental no se conoce. Espacios en los que lo escatológico es base y sostén del programa y en los que se imparten unas lecciones muy edificantes para la juventud: por sus modales exquisitos, su lenguaje cuidadoso y su enaltecimiento de valores como la rectitud moral, la honestidad, la vergüenza, el decoro.

Causa enorme tristeza comprobar que a la caja tonta – nunca mejor expresado – y concretamente a los programas hediondos cuyo tufo resulta insoportable se asoman a diario millones de espectadores que se solazan con los mismos, y se enfervorizan, apasionan y sublevan sin percatarse de que están jugando con sus emociones y sentimientos más elementales.

¿ Donde ha quedado la televisión que entretiene, instruye y te ayuda a pensar ? La de la escenificación del buen teatro, las entrevistas con grandes personales a los que escuchar para aprender y enriquecerte. La que brindaba la actuación de artistas de talla hoy reemplazados por una caterva de indocumentados. ¿ Donde están las sesiones de cine proyectando películas inolvidables para diseccionar y debatir ? No hay que darle más vueltas: la tele de hoy es fiel reflejo de la España política y social que nos ha tocado vivir. La que visiona un espectáculo vulgar, zafio y deprimente.