SELAE y ONCE no están satisfechas de todas las prebendas que les otorgan los poderes públicos. Quieren más y en su voracidad por aumentar sus ingresos no dudan lo más mínimo en invadir mercados que les han estado vedados, al menos en teoría porque en la práctica no era así, para tratar de captar nuevos núcleos de clientes.
La Xunta de Galicia está barajando una nueva Ley del Juego. Y pretende introducir, al parecer, terminales de SELAE y ONCE en hostelería. La medida ha sembrado la alarma en el sector como no podía ser de otra manera. Estamos hablando de una invasión que podría engullir una parte sustancial de la recaudación de las máquinas ocasionando un gravísimo perjuicio a las operadoras del subsector que han puesto, con razón, el grito en el cielo.
Lo que pretende la Xunta, cabe pensar que a instancias de fuertes presiones por parte de SELAE y ONCE, es un disparate de proporciones siderales, un ataque tremendo e injustificado a todas luces al subsector del juego privado y una manera de convertir el bar en una especie de garito donde todo vale y a todo se juega. ¿ Es esto coherente cuando se está solicitando, desde múltiples instancias oficiales, contención para el juego y la máxima mesura en la oferta existente ?
La Xunta, presidida por un político tan serio, sensato y reposado como Feijoo tendría que meditar muy a fondo éste asunto. Y percatarse de que no puede cometerse semejante tropelía haciendo acopio de mayores beneficios para unos juegos, superprotegidos, que funcionan en régimen de monopolio y disponen de todas las ventajas. Exactamente lo contrario de los que sucede con el juego privado, al que sólo se fustiga.
