Vivimos una etapa política en España en la que abunda la inconsistencia y la falta de seriedad. Lo que prima es la improvisación y la banalidad y el comportamiento de aquéllos que nos representan despide un aura de frivolidad, propia de unos individuos poco cuajados intelectualmente en la mayoría de los casos.
Digo esto porque no me parece de recibo que se nombre a un señor para un cargo, caso Álvaro Burrell en Aragón, y a los tres meses sea cesado para ocupar otro puesto. Al asumir su responsabilidad como responsable de Interior y Protección Civil de Aragón no sé que conocimientos tendría de la materia, pero sobre juego me consta que no pasaba de la cantinela del “juego responsable”. Pues bien: estando en período de aprendizaje se le aparta, se le ofrece otra canonjía como diputado y vuelta a esperar otro nombramiento, otra fase de adaptación del que venga y otro largo compás de espera en cuanto a la agilización y capacidad de respuesta del departamento.
¿Ustedes saben quienes pagan éstos trajineos, éste quítate tú que me pongo yo, ésta sensación de irresponsabilidad política?. Aciertan: en éste caso los empresarios del sector en Aragón que van a permanecer en blanco durante un puñado de meses. Y entre tanto la camada política a lo suyo: postureo, arrogancia y frivolidad para dar y vender. Son las historias que vivimos.
