Desde aquí, desde el balcón de la avenida al que suelo asomarme cada mañana para tomarle el pulso al día, les invito a vivir Valencia. A que vengan a mi ciudad y la sientan en lo más intimo, que la saboreen y escuchen su rumor de caracolas marinas y de paso se embriaguen de su luz clarísima. Y les anticipo que si aceptan la invitación, si me hacen caso, me lo agradecerán enormemente y se sentirán satisfechos. Porque Valencia es ciudad hospitalaria, abierta a los goces del espíritu y a los placeres que sirven para condecorarnos la existencia. Valencia, seguro, les hará florecer la sonrisa, ensanchar el alma y conquistarles con múltiples y exuberantes motivos que penetran por los ojos y llegan al corazón.
Invito al sector del juego español a darse un paseo por Valencia con la seguridad de que sabrán apreciar sus encantos. De que pronto se sentirán identificados con una urbe campechana y festiva en la que nadie puede sustraerse a la tentación de dejarse llevar por una luz avasalladora que todo lo baña y todo lo envuelve. Y que despierta alegría, ganas de vivir y sentir y deseos de perderse por una urbe prodiga en motivos para sorprender, agradar y cautivar.
¿Hay fecha para la invitación formulada? Claro que sí. Los días 11 y 12 de junio Valencia desplegará ante sus visitantes una constelación de atractivos de buena ley. Les espero.
