A raíz de lo acontecido con el último sorteo de la Lotería del Niño algunas de las asociaciones de mayor peso y representatividad empresarial han reaccionado con presteza. Denunciando un hecho censurable desde cualquier punto de vista y poniendo de manifiesto la diferencia de trato que se dispensa, en todos los ámbitos, a los juegos públicos de los privados. En algunos casos se ha pedido la adopción de medidas concretas o la petición de reuniones a nivel político para analizar el problema y promover medidas.
El alcance de estas reacciones veremos en que quedan. Quizás los resultados sean al final de la partida parcos o nulos pero, en cualquier caso, las asociaciones protagonistas han cumplido su papel. Que no es otro que dar la cara cuando las circunstancias así lo demandan en defensa de los intereses del sector.
Han habido otras asociaciones que han preferido guardar silencio. Que han optado por la vieja táctica de esconder la cabeza bajo del ala y esperar a que pase la tormenta y escampe. Están en su derecho, todo es cuestión de trazarse una estrategia y ser fiel a ella. Desde mi observatorio personal les otorgo a las agrupaciones empresariales la función de dar la cara cuando la ocasión lo requiere. ¿ Que éste que comentamos no lo era ? Tal vez. Pero las asociaciones descafeinadas, que sirven para facilitar el sueño, me parecen a mí que no gozan de mucho fundamento.
