Un diputado de Castilla y León representante del grupo mixto IU-Equo, a quién no tengo el disgusto de conocer, se arrancó el otro día por peteneras diciendo que los empresarios del juego ejercen su actividad a base de engañifas y a costa del sufrimiento de la gente. Dicho esto, supongo que el tipo en cuestión respiraría hondo, se aplaudiría mentalmente y remataría la faena con la media verónica del ahí queda eso.
Ante manifestaciones de semejante jaez uno no deja de asombrarse y despepitarse al comprobar la cara de cemento que exhiben éstos individuos. No vamos a entrar en la evaluación del lenguaje que emplean, sacado del cajón con bolas de alcanfor donde se guarda el testamento de Lenin. Lo que se verdad enerva es la desfachatez que tienen al hablar de las engañifas de los empresarios. ¿Quieren más engañifas que las que protagoniza ése líder de los pobres, erigido en adalid de los que luchan contra los desahucios que se compran un casoplón de 600.000 bollos tirando por lo bajo y se queda tan pancho? O del otro, que pregona acabar con la injusticia y le paga en negro a la asistenta estafando a hacienda y la seguridad social.
Son dos muestras ilustrativas de los engaños que a diario venden en sus prédicas políticas unos tíos que hacen de la desigualdad un credo, del enfrentamiento social estrategia y del populismo un vehículo para montarse de puta madre y vivir como pachás. Al servicio del pueblo y de la gente, faltaría más.
