No es que vienen, ya están aquí desde hace años. Han aterrizado en nuestros polígonos industriales, en la hostelería, en las casas del todo a 100, en la jardinería y en los más impensables negocios. Por lo general son trabajadores incansables para los que el reloj ni el calendario cuentan. Ellos laboran y laboran y van haciendo camino al andar con pasos firmes y un espíritu inquebrantable de esfuerzo y dedicación. Cuando yo era un chaval, y llovió lo suyo desde entonces, oí decir a mi abuelo: «Cuando China despierte se hará con el mundo.» No sé si se zamparen el globo pero de lo que no albergo duda alguna es que las comunidades chinas están ganando fuerza y poder en las principales ciudades de Europa y América.
El recreativo de Aragón ha encendido la luz de alarma. Y declara su preocupación porque operadores chinos están actuando en el territorio, principalmente en Zaragoza, mediante prácticas que califican de «irregulares», llevando a cabo promociones para captar más clientes y así hacerse con el mercado.
AZEMAR Aragón argumenta que los chinos están rompiendo el equilibrio del mercado a través de sus ofertas desmesuradas que están ocasionando un daño irreparable a sus más directos competidores. Y añaden que sus intentos por incorporarlos como asociados se han saldado en fracaso por lo que no es posible mantener una interlocución directa para tratar de resolver el problema.
Los chinos están avanzando de forma imparable en el desarrollo de sus negocios sea en Aragón, Valencia, Madrid o en cualquier parte. Exhiben músculo económico, voluntad de sacrificio y les sobran ganas de trabajar. Si en ocasiones los procedimientos empleados no son ortodoxos o bordean las reglas establecidas, y si me apuran se ciscan en ellas, entonces la autoridad competente debe intervenir. Con rigor y eficacia. ¡ Que vienen los chinos ! Bien venidos sean. Pero si lo hacen para joder al próximo lo correcto será actuar sin demora.
