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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Inmaculada Domínguez, sello propio

20 de septiembre de 2024

Inmaculada Domínguez Calomarde, directora general de Tributos y Juego de la Comunidad Valenciana, esta sabiendo crear tendencia y exhibir un sello propio en su gestión. Desde sus primeras apariciones públicas, nada más estrenarse en el cargo, dio pruebas de saber estar, de hablar con naturalidad y sin tapujos y de empatizar con la gente. Se podrá argumentar que éstos rasgos personales a la hora de desempeñar una gestión pública son los recomendables para obtener el deseado reconocimiento. Por supuesto que sí. Pero frente a esto tenemos el ejemplo de otros mandatarios, aquí en la autonomía valenciana que si por algo se distinguieron fue por su talante adusto y su nulo compromiso con el sector. ¿Hace falta dar nombres? No por estar en el imaginario colectivo.

Inmaculada Domínguez transmite frescura, sensatez y provoca buenas sensaciones entre quienes la tratan. Varios dirigentes de asociaciones a extramuros de la autonomía valenciana así me lo han hecho saber mostrándose encantados de su interlocución con la directora general. Y hay que tener en cuenta que resaltaron ésta sensación de proximidad cuando Domínguez llevaba escaso tiempo en el puesto y por tanto no había gozado de la oportunidad de familiarizarse a fondo con los temas de su competencia ni con el contacto con los directivos asociativos o empresariales.

Por mis largos años de quehacer profesional en el sector he conocido a reguladores o reguladoras que, desde su toma de posesión, dejaron trascurrir un dilatado período de tiempo hasta acceder a entrevistarse con las asociaciones más allá de la protocolaria primera toma de contacto.

Inmaculada Domínguez rompió con todo tipo de reservas desde el momento que asumió su cometido. Haciendo efectiva su condición de servidora pública. Concepto del que no pocos se olvidan al llegar al puesto de mando. Y con éste compromiso de servicio muy arraigado la vemos asistir con puntual asiduidad a las citas sectoriales a las que se la convoca. En las que pone de manifiesto su capacidad para hablar sin circunloquios e ir directa al meollo del asunto que se aborde. Sello propio se llama eso. E Inmaculada lo posee en grado sumo.