Una vez más las inspecciones en establecimientos de juegos dejan clara la realidad sectorial. Más allá de las manipulaciones, las informaciones deliberadamente sesgadas y los tópicos manidos. Aquí hablan los datos, los informes de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado que son los que mandan y ofrecen una radiografía veraz de como se desenvuelve el sector en materia del cumplimiento de las normas establecidas.
Hemos publicado en SECTOR la Memoria Anual del Juego en Navarra. Lo ha llevado a cabo el gobierno autonómico. Y de la misma se desprende que de las 1.574 inspecciones llevadas a cabo durante 2023 en establecimientos de hostelería y salones de juegos sólo en 10 casos hubo que aplicar sanciones a los locales que cometieron irregularidades. En total las incidencias supusieron un 0,63% sobre la totalidad de los controles efectuados, un porcentaje que, por lo irrisorio, denota el altísimo nivel de seguridad que registran los establecimientos inspeccionados.
Este hecho, éstos resultados se vienen repitiendo en los territorios autonómicos cuando se hace balance de la actividad del juego privado y el grado de acatamiento de las regulaciones. Lo que demuestra sin medias tintas que el sector tiene asumido un alto sentido de la responsabilidad siendo el primer interesado en que el desarrollo y funcionamiento de sus negocios esté sujeto al cumplimiento estricto de las normas fijadas al efecto.
Por ejemplos tan contundentes como el descrito de Navarra, y por tantos otros de los que se desprenden resultados similares, hay que apelar al relato de los hechos probados, de los informes dimanados de las fuerzas del orden, que echan por tierra tanta inexactitud y tanta basura como suele vertirse sobre el juego público. Toda ella carente de la mínima veracidad y trufada de prejuicios. En contra de la realidad de unas inspecciones que hablan alto y claro. Y que no son tenidas en cuenta cuando, en vez de flexibilizar, se endurecen las medidas aplicadas al sector.
