Albert Sola Maristany ha cumplido treinta y tres años de pertenencia a EUROPER, la Asociación Independiente de Empresas Operadoras de Máquinas de Cataluña. Un período de afiliación tan prolongado en una entidad de la que en la actualidad es presidente denota, de entrada, firme fidelidad a una idea, a un proyecto, a un modo de entender la defensa de los intereses sectoriales y perseverar en la consecución de sus fines.
Hay empresarios que a lo largo de sus trayectorias sobresalen por su vocación asociativa. Por su voluntad de poner al servicio del colectivo en el que se encuentran integrados trabajo, entusiasmo e ideas para tratar de avanzar y mejorar. Uno de ésos nombres es sin duda Albert Sola, cuya implicación con las tareas asociativas ha sido tan dilatada como eficaz. Tan constante como ajena al desaliento. Y no es nada fácil mantener tanto tiempo una vinculación de ésta naturaleza en la que nunca faltan los reveses, de muy variada condición, ni las fases de desánimo que hay que superar a base de tenacidad y de sentido de la resistencia.
Albert Sola nunca ha decaído en su espíritu asociativo. Que ha sabido cultivar poniendo a contribución un talante dialogante, amigo de la conciliación y proclive al entendimiento como elementos cruciales para el desarrollo de su función, que quizás se ha prolongado tanto en el tiempo por ésa estrategia basada en el objetivo de establecer acuerdos y de persistir en la negociación.
La realidad es que a día de hoy Albert Sola, presidente de SOLPLAY y nombre muy destacado del recreativo a escala empresarial y asociativa, presenta una hoja de servicios extremadamente relevante, por tiempo y hechos, en cuanto a trabajo e iniciativas puestos al servicio de las máquinas, de su presente y su futuro. Su identificación con EUROPER y su filosofía así lo acreditan a lo ancho de treinta y tres años. Que dan para felicitar y celebrarlo.
