De un tiempo a ésta parte se intensifican las acciones solidarias protagonizadas por empresas de la industria del juego. Este es un hecho constatable que denota la voluntad del sector por trascender los límites de su actividad para incardinarse en el ámbito social y dejar constancia de sus inquietudes e iniciativas en ayuda de aquéllos que más lo necesitan.
Un ejemplo de ello lo tenemos en la decisión adoptada por la Fundación LUCKIA de colaborar con la Fundación de la Caixa para apadrinar una ambulancia con destino a Ucrania. Su donación de 15.000 euros es un gesto de compromiso para tratar de dotar de mayores recursos asistenciales a un territorio devastado por la guerra donde se suceden las pérdidas de vidas humanas y las actuaciones sanitarias resultan del todo punto imprescindibles al tiempo que demandan ser reforzadas.
Actuaciones como ésta que citamos de la Fundación LUCKIA, junto a otras recientes que se han producido de carácter solidario por parte de empresas del sector, dejan traslucir la sensibilidad de la industria del juego frente al infortunio, la contienda armada o la escasez que azota a muchos contingentes de seres humanos acorralados por la pobreza, la guerra o el hambre y que están apelando a la conciencia del mundo en general para tratar de sobrevivir frente a situaciones límites en las que, desgraciadamente, no crece la esperanza ni hay visos de cambios en escenarios atroces.
El sector se está haciendo visible en un mundo agitado por desequilibrios sociales de todo tipo que hoy más que nunca reclaman de atención y, sobre todo, de ayudas efectivas. Gestos que pueden parecer insignificantes ante la magnitud de problemas que apelan a las conciencias colectivas servirán para mitigar tanto dolor, tanta escasez, tanta belicosidad y tanta penuria como la que están asolando a muchas tierras y a sus gentes. Y ahí el juego se deja sentir y, sobre todo, latir.
