Johnny Ortiz es de las personas que ha ido subiendo peldaños hasta alcanzar la cumbre empresarial sabiendo hacer equipo. Siendo consciente de que los recursos humanos son el músculo de una compañía, el que le confiere el vigor necesario para salir triunfante en la pelea honesta de cada día. Me lo comentó recientemente: "El secreto del éxito de ZITRO no es otro que la aportación de su gran equipo de profesionales." Se le olvidó añadir que esas aportaciones laborales, que son claves para facilitar el triunfo de una sociedad, pasan previamente por la identificación del colectivo con el ideario y la filosofía de empresa que tiene el patrón, en el caso que nos ocupa Johnny, que sabe estimular a los suyos, hacerles partícipes de sus proyectos y ambiciones, insuflarles moral de victoria, fomentarles el espíritu de superación que nunca debe decaer. Ese pienso que ha sido el logro más importante de ZITRO, el de crear la gran familia, la fuerza de choque capaz de afrontar cualquier reto, por complicado que se plantee, sintiéndose los mejores, que lo son.
Que los fundamentos que unen al equipo humano de ZITRO son sólidos y facilitan la plena integración de sus componentes es un hecho que quedó plasmado con motivo de la fiesta en la que se rindió homenaje de cariño y reconocimiento a los empleados que llevan trabajando 10 y 15 años en la compañía, Un acto que sirvió para la efusión y el recuerdo, para fortalecer lazos de entendimiento y, sobre todo, para agrandar los vínculos que te acercan estrechamente al ideario de una empresa, a su ser y sentir que consiguen comprometerme más si cabe al tiempo que en lo humano te reconfortan y te transmiten aquello que se agradecer con el corazón: calor humano.
El colofón de una jornada memorable por su contenido y sus protagonistas se puso con el cambio de ZITRO Solidaria por ZITRO Community una iniciativa más para cultivar el compañerismo, avivar los objetivos comunes, cerrar filas y participar de un universo ZITRO donde su gran familia se erige en artífice principal de una obra común que hoy asombra al mundo del juego. Una lección impagable de humanismo empresarial.
