Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Guarderías

1 de diciembre de 2021

Lo de marcar distancias entre los locales de juego y centros docentes por parte de las administraciones está rozando la esquizofrenia. El tema, obsesivo, está teniendo su efecto contagio y los gobiernos rivalizan en ver quién impone distancias más largas. De nada sirve que los establecimientos extremen sus sistemas de seguridad y control para impedir el acceso de menores. Lo que priva es ir arrinconando los salones y sacándolos de determinados entornos urbanos.

El asunto alcanza cotas de delirio político y entra, en ocasiones, en la categoría del disparate, de lo cómico y ridículo. En Baleares se llegó al colmo de los despropósitos planteando la posibilidad de impedir la existencia de salas de juego en las proximidades de las guarderías. Aunque parezca una burrada la propuesta se puso encima de la mesa.

¿ Se imaginan a un bebe de dos añitos saliendo raudo de la guardería para apostar en un partido de fútbol o jugar a la ruleta ? Al parecer los chiquitines que acuden a las guarderías son más proclives al entretenimiento con una máquina recreativa que con un rompecabezas o una pelota. Y es que las nuevas generaciones ya nacen con las lecciones aprendidas y la pasión por las prácticas de azar.

Esta es una anécdota risible y abracadabrante. Pero que refleja el grado de estupidez al que se está llegando con las dichosas distancias. Ya saben: ¡ Bebés, al salón !