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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Las Vegas a gogó

20 de noviembre de 2020

Provoca la carcajada cuando escuchas de boca de algunos dirigentes políticos con responsabilidades en el juego que dicen “que no hay que convertir algunos territorios autonómicos en pequeñas Las Vegas.” Risas aparte la afirmación debe ser tenida en cuenta y tomada en serio pues denota, una vez más, la deliberada exageración que los responsables públicos dispensan al tema del juego. Que es objeto de magnificación al máximo pero en su sentido más negativo.

La sola insinuación de que existan poblaciones españolas con riesgo de transformarse en Las Vegas en miniatura es o un ejercicio de frivolidad o un propósito deliberado de echar más leña al fuego encendido contra el juego.  Y entra dentro de ésa ofensiva inflada por la desmesura con la intención evidente de sembrar la alarma social.

Resulta cansino tener que salir al paso de asuntos de ésta naturaleza, en particular porque denotan en algunos cargos públicos una inquina hacia el juego que les sale de dentro a la menor oportunidad. Como colofón al título del artículo confesaré que he sido asiduo visitante de Las vegas, que me encantan su fantasía, su grandiosidad de cartón piedra y sus paraísos artificiales. Y confieso que paseé feliz por sus casinos y hoteles y jamás me gaste un dólar en sus máquinas o mesas de juego. Y disfruté de lo lindo.