Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Parabienes para todos

23 de diciembre de 2016

Entramos en las fechas del buenismo. La simbología navideña da por sentado que son días para la zambomba, el turrón y el villancico; para el calor de hogar a la lumbre de los afectos que teóricamente deben robustecerse; para el reencuentro de la familia dispersa y el restañamiento de heridas u olvidos; para vivir unos días suspendidos alegremente en las burbujas del champán que nos introducen en un reino ilusorio y fugaz.

Son hermosas las invocaciones que se airean en tiempo de adviento y que llaman  a la concordia y la solidaridad, a la paz y el amor. Recuerdo en éste punto a un amigo ya desaparecido, Rafael Morgado, locutor de Radio Nacional, que en una nochebuena al leer delante del micrófono unas palabras alusivas al significado cristiano de la velada subrayó: Paz en la tierra a los hombres de buena, y porqué no, mala voluntad. Que los hay, y de los que tenemos noticias a diario, de lejos y de los que nos tocan muy cerca. Y para los que, en la inmensa mayoría de los casos, de poco o nada sirven las recomendaciones fraternales que hablan de rendir los odios y proclamar victoriosamente el triunfo de los sentimientos que unen y hermanan a los pueblos, las familias y a los amigos y compañeros.

Por muchas subastas de confraternización a la que necesariamente tenemos que asistir estos días, por muchas apelaciones que llevemos a cabo tratando de olvidar daños del alma, provocados a veces por aquéllos en quienes más confiábamos, no conviene hacerse ilusiones: En Navidad y en todo tiempo, por esfuerzos que se prodiguen tratando de instaurar un ambiente familiar y social armonioso y feliz nunca faltará la nota discordante, la sonrisa cínica, el apuñalamiento traicionero, la descarga de la envidia sobre los que son envidiados. Este es un deporte nacional que se prolonga en todo tiempo. El borde, el desaprensivo, el mal tipo no abdicará de su condición ni en éstas fechas ni nunca. 
 
Más allá de éstas meditaciones quiero ser positivo. Que la luz inmensa de la Navidad sirva para hacernos mejores y colmarnos de parabienes ahora y siempre. Que así sea.