Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Aquí, en la avenida

17 de julio de 2023

¿Oiga, y usted que ya se le ve un tanto mayorcito, no se cansa de estar todos los días en la avenida, asomándose al balcón de la actualidad para contarnos las historias del juego y algún que otro relato de corte político?. Me lo pregunta un lector al parecer asiduo de la columna que se publica a diario desde hace la tira de años y que algunos tienen la paciencia de leer, costumbre por la que les estaré eternamente agradecido. No creo que sean demasiados porque en España decrece alarmantemente la afición por la lectura, que nunca fue excesiva, apenas se compran periódicos y los que subsisten en papel es a base de vender vajillas por piezas, botellas de vino, chorizos o lo que se tercie, y aún así están económicamente quebrados.

Bueno, a lo que iba. Desde la avenida se está bastante cómodo. Sentado delante de la máquina de escribir, la antigua, la que vengo utilizando por espacio de más de cuarenta años tras declarar la guerra a los ordenadores, me permite contemplar desde el ventanal del despacho el discurrir del tráfico rodado, el paso de los viandantes, cuya presencia física sugiere en ocasiones imaginar historias o apuntar brochazos de vida. La mirada sobre la calle no deja resquicio para el aburrimiento porque para un curioso, y yo confieso que lo soy, siempre surge algún chispazo urbano, con protagonistas incluídos, que despierta el interés hacia lo desconocido que a veces puede ser sorprendente. Uno está, desde la avenida, como aquél James Stewart de La Ventana Indiscreta de Hitchcock contemplando la incesante sucesión de automóviles, gentes, sueños, afanes y problemas que dibujan el universo personal de cada día.

¿Que sí cansa estar una jornada tras otra juntando letras desde la avenida? No, lo complicado, que tampoco lo es tanto, es ver qué tema puede extraerse de la actualidad e hincarle el diente con mayor o menor fortuna. Hoy asunto mollar no había y por eso me agarré al clavo ardiendo del amable lector. Y aquí sigo, dando la lata desde la avenida. Y ustedes que lo lean muchos años. Pero no se acostumbren demasiado, la cosa no es para tanto.