Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Manuela o la huella perdurable

21 de noviembre de 2022

Manuela se ha convertido en la ejecutiva del juego por antonomasia. No hay otra con tanto tiempo dedicada a la actividad. Un tiempo largo al que le ha entregado trabajo, compromiso ilimitado y un tesón a prueba de desfallecimientos o de caídas de ánimo. Si los ha tenido, que supongo que sí como todos, jamás lo ha dejado traslucir y su sonrisa y su palabra justa, no exenta de ironía  de cuando la oportunidad lo requiere, han despejado cualquier duda en éste sentido.

Manuela posee un don privilegiado, que es importante en toda faceta profesional y si me apuran en el juego todavía más: sabe situarse en cada momento y circunstancia en el sitio justo, en el lugar indicado. El foco del protagonismo no la cegó nunca, aunque la inviten para ocuparlo, y por ésa comprensión exacta de donde debe estar lleva los años que lleva ejerciendo con eficacia las mayores responsabilidades dentro de un Grupo líder como con anterioridad estuvo en otro.

En Manuela admiro unas cuantas virtudes de carácter y de comportamiento. Para mí la más sobresaliente es la de ser siempre ella misma: equilibrada en el trato y la palabra, con capacidad para encajar sin aspavientos y de replicar con dureza si la ocasión lo requiere, pero no abdicando ni en las situaciones más comprometidas de un talante mesurado, reflexivo, para nada partidario de la salida de tono, idioma que ni conoce ni practica por ser consciente, por experiencia, de que no conduce a ningún lado.

Tenemos, desde tiempo inmemorial, un almuerzo pendiente para mirarnos a los ojos y hablar, evocar y mirar adelante. Hay que pensar en futuro y alimentar ilusiones. Hay que vivir y sonreir. Manuela es de ése tipo de persones, de mujeres, cuya huella perdurable queda entre quienes la tratan. De ahí que con su nombre basta y sobra.