El fallecimiento de Miguel Suqué, presidente del Grupo PERALADA, ha representado un duro golpe para la familia y para quienes tuvieron la oportunidad de conocer y tratar a quién se distinguió en vida por diversas virtudes, entre ellas la de poseer un talante caballeroso que constituyó su principal seña de identidad.
Miguel Suqué Mateu, miembro de la cuarta generación de una saga perteneciente a la alta burguesía catalana, era quién gestionaba los casinos del Grupo PERALADA y los negocios hoteleros de la compañía. Y en ambos cometidos dio sobradas muestras de su visión empresarial y de su capacidad para fomentar el crecimiento. Concretamente en el área de casinos impulsó la expansión del Grupo en Latinoamérica donde cuenta con una presencia destacada.
Miguel Suqué nos dijo adiós a una edad de la que cabía esperar muchos e importantes logros empresariales. Y sobre todo el desarrollo de una labor familiar, de la que siempre se mostró como continuador destacado, en el ámbito del mecenazgo. El apellido Suqué cobra en éste apartado una grandísima proyección social. PERALADA lleva cerca de cuarenta años ocupándose de manera muy directa de fomentar la cultura y el arte, de contribuir con aportaciones económicas muy importantes al desarrollo de proyectos de mucha entidad que forman parte indeleble de la agenda cultural de nuestro país. Y ahí Miguel Suqué estuvo siempre comprometido con el legado dejado por sus antecesores.
Del mecenazgo desplegado a lo largo de casi cuatro décadas por la familia Suqué hay que resaltar el Festival de Música del Castillo de PERALADA, que viene celebrándose ininterrumpidamente desde 1987 y en el que han venido actuando las mejores voces de la lírica internacional y los artistas más renombrados. Una iniciativa promovida en su día por María del Carmen Mateu, madre de Miguel, que adquirió desde su primera edición gran trascendencia por el prestigio de sus participantes y que se ha venido manteniendo en todos y cada uno de los eventos alcanzando por ello una extraordinaria notoriedad.
Con la desaparición de Miguel Suqué se nos fue un empresario en su más amplia acepción y sobre todo un mecenas, que fiel a la herencia recibida, dejó constancia plena de su voluntad por continuar propiciando el engrandecimiento de nuestra vida cultural. En más ocasiones de las debidas huérfana de personalidades como la suya.