Ayer el Club de Convergentes cumplió 10 años y se graduó en su primera década institucional como alumno con altas capacidades. Los logros alcanzados por la entidad han representado un salto cualitativo importante en la industria, con el mérito de aglutinar a los fabricantes más importantes de España.
En un momento decisivo para nuestro negocio, el Club de Convergentes apostó por unificar criterios en torno a un concepto único y consensuado de sector. Y a partir de ahí han ido trabajando en distintos temas cruciales para el devenir empresarial. Comenzaron con un grupo específico relativo a propuestas de medios de pago para más tarde ir aportando soluciones a los interrogantes que el día a día de nuestra actividad iba imponiendo.
El Club ha representado un espacio de diálogo y confluencia de ideas, interpretando un papel clave en muchos avances normativos. En esa cabeza de cartel sobresale la figura de Cristina García, su secretaria general. Con cintura y sentido práctico ha transmitido a los reguladores el fin último del Club. En esta puesta en escena ha estado perfectamente acompañada por Yolanda Barqueros y Bernhard Teuchmann. El terreno institucional, en ocasiones abonado por impedimentos y obstrucciones, no ha sido obstáculo para que Cristina García llevara el mensaje del Club de Convergentes a las más altas instancias administrativas.
Ayer se escenificó el triunfo de la constancia y el trabajo bien hecho. El Club de Convergentes se ha instalado en el proscenio de nuestro sector, con una declamación pura y recibiendo aplausos. Seguirán actuando con la misma profesionalidad y rigor para que se levante el telón.