Conocí a Johnny Ortiz en pleno plan de lanzamiento de Zitro en España eligiendo nuestra revista – con una portada que resultó espectacular – para mostrar sus señas de identidad. Me encontré con un hombre elegante y de una educación exquisita, ese anglicismo que empleamos con frecuencia para describir a un caballero. Gentleman.
El paso de los años ha corroborado mi impresión inicial. Mantiene el mismo estilo respetuoso procedas de dónde procedas, seas una revista sectorial o el mayor empresario de casinos a nivel mundial. Además de sus maneras, corteses, es propietario de una intuición que ha catapultado a su firma a una de las cimas más altas en la industria del juego a nivel global. Y lo que podría haber ocurrido tocando con las manos la gloria, adquirir un talante distante y superior, ha transmutado en una sencillez digna de los grandes líderes.
Johnny Ortiz es un líder en el amplio sentido de la palabra. Pero no solo en la esfera empresarial, quién ha dado contadas muestras de su emprendimiento y visión vanguardista, sino también en la humana. Dónde radica que un equipo asuma un sentimiento de pertenencia y luche por obtener los mejores resultados. Sé a ciencia cierta que mantiene una preocupación y atención extrema con cada uno de sus empleados. Con nosotros y sabiendo lo que hemos y estamos sufriendo con la Dana ha exteriorizado sus desvelos.
Incluso para reprender o corregir aspectos que no le son tan favorables recurre a la afabilidad. Renuncia al dardo envenenado de muchos y opta por comentarios balsámicos. En definitiva, un hidalgo del siglo XXI que muchos tenemos el placer de conocer. Grande Johnny.
