Autor

EL OJO INDISCRETO Jose Ignacio Ferrer

El deseado espíritu de Radio Clásica

11 de octubre de 2024

Mi afición por Radio Clásica, de Radio Nacional de España, se la debo al malogrado «Cifu»- Juan Claudio Cifuentes. Su programa nocturno sobre jazz me transportaba a esa atmósfera brumosa e improvisada de este género musical desde el confort de mi casa. Allí, Chet Baker, Dizzy Gillespie, Bill Evans, Miles Davis y el Gran Duque – Duke Ellington – redimían mis angustias con sonidos y fraseos de carácter. Fue el inicio de mi romance con Radio Clásica. Un enamoramiento que se extendió gracias al buen hacer y sabiduría de Martín Llade y su Sinfonía de la Mañana, Grandes ciclos de María del Ser, La hora azul de Jon Bandrés y muchos más.

Radio Clásica trasmite un espíritu de sosiego, un despertar con taza de café humeante alejado del torbellino diario. Ese ruido mediático y social que intoxica, pervierte la razón y corrompe la esencia de la vida. Desde la tranquilidad de las ondas regalan un momento de cultura, un reposo para paladear unas melodías que engrandecen el espíritu. Un antagonismo de la crispación volcada por la clase política y el cabreo generalizado de la sociedad. Porque se palpa exasperación, derramando ira a cada paso que das. Sea personal o profesional. No son tiempos para la lírica sino más bien para el epicedio. Ya no hay sonetos que encandilen sino vociferios que enlodan el pensamiento.

El sector, y cualquier actividad profesional que se precie, debería adoptar el espíritu de Radio Clásica. Sereno, pausado, acompasado. Percibo intranquilidad, vigilancia recurrente, disputa, frialdad. La corriente actual contribuye al desdoblamiento pero prima volcar más humanidad, conectar con el prójimo y ayudar a una sana convivencia. Pero bueno, siempre he sido un idealista.