Fernando Henar y su equipo presentaron ayer el Informe Económico Fiscal del bingo. Un trabajo meticuloso, bien fundamentado y contundente a la hora de abrir los ojos a los reguladores. Lástima que solo comparecieran cuatro representantes de las Administraciones autonómicas, pues la convocatoria daba para un pleno de los poderes públicos.
Henar, y también Ballesteros (factotum de la otra gran patronal, FEJBA), llevan años denunciando la precariedad del sector del bingo, ahogado por una carga fiscal sin parangón en la industria que nos da de comer. Pero las palabras se las lleva el viento, no así los datos. El primer puñetazo al mentón del bingo viene de las cantidades jugadas. 3661 millones de euros en 2007 por 1.752 en 2016. Ni el mejor púgil se levantaría ante tal derechazo. Pero el bingo, sí. Tambaléandose, noquedado por un coste fiscal desproporcionado pero manteniendo el tipo para no doblegar ante un KO técnico. Y esto pasa por aplicar una tasa del 10% sobre el win y retornar el 85% en premios. ¿Tan difícil es?. Por la pasividad de los reguladores, todo hace indicar que están más por la labor de la desaparición de un negocio que por su reactivación con la consabida aportación fiscal.
Hay que dejar a un lado las zarandajas y operar cambios. No sé si en forma de Bingo Dinámico (ese mix entre papel y tecnología) u otras fórmulas, pero ser conscientes del declive de una actividad que observa, con frustación, un amanecer cada vez más gris. Jugar a la ruleta rusa es peligroso y ese parece ser el gusto de los Gobiernos autonómicos, despreciando a unos empresarios igual de dignos que otros.
Bravo por Henar y estas iniciativas. Ahora se necesita una campaña "machacante" con el Infome bajo el brazo. Una peregrinación para dar a conocer sus resultados y consecuencias. Fernando se debe valer de todos los medios a su alcance (¿no lo hacen aquellos que van contra el juego?) para perseguir la resurrección del bingo. Perdón, que aún no está muerto. Pero cerca de la extremaunción.