Recientemente murió Mariano Ozores (Madrid, 5 de octubre de 1926- Madrid, 21 de mayo de 2025), uno de los directores de cine más prolíficos de nuestro país. Aunque Ozores recibió el Goya de Honor en 2016, siempre fue perseguido por una crítica atroz menospreciando su trabajo al que injustamente asociaban al desacreditado «cine de destape» o «españolada». Ozores fue mucho más que eso. Un francotirador de la crónica social de la Transición con la mira telescópica fijada en los temas que por aquellos años emergían tras la grisura de la Dictadura.
Con escalpelo y mucha mordacidad y humor, diseccionó esa España naciente y abierta que desaforadamente se expresaba sin tapujos. Sus chistes sobre la política actual y el destape, salpimentaron su obra. Un caleidoscopio que plasmó el sentimiento ibérico desde una perspectiva liviana, sin sesudas reflexiones más propias de la siesta dominical. No por su frivolidad la obra de Ozores estaba exenta de calidad. Recogía la demanda del público del momento con agilidad y una narración elocuente. Por su filmografía desfilaron actores de diversa trascendencia escenográfica pero todos ellos conocedores de su rol en un fresco de trazos garbosos. Figuras procedentes de la revista como Alfonso del Real, Adrián Ortega o Juanito Navarro, beldades del momento como la despampanante Norma Duval o la siempre sensual Jenny Llada y una pareja icónica como Andrés Parajes y Fernando Esteso acompañados del gran Antonio Ozores.
El pináculo creativo del director madrileño fue «Los bingueros», un retrato amigable de un negocio en auge en los años 80. Este título hizo mucho por el sector del bingo pues lo posicionó como un espacio de diversión y esparcimiento social. Algo imposible en los tiempos que corren. ¿Se imaginan una película cuyas localizaciones fueran un salón de juego o el eje argumental girara en torno a una operadora de máquina B?. La carcundia política y la canallesca periodística la harían trizas en defensa de «la correción». Ahora uno debe ser extremadamente cuidadoso con aquello que dice pues esa tendencia a la «sensibilidad extrema» está acabando con la libertad creativa siempre que la misma se desmarque de la ofensa y el vilipendio.
Mariano Ozores hizo mucho por el bingo con «Los bingueros». Reconozco ser un fan de sus películas las cuales devoré a edad muy temprana y he revisitado varias veces. Se echan de menos creadores de esta estirpe, un linaje de artesanos que nos evadían de los Ábalos, Koldos, Trump y la madre que los parió. Pero eso fueron otros tiempos.