No son los salones de juego lo que preocupa a los psicólogos especializados en adicciones en relación a la población adolescente. Según Óscar Lorenzo, psicólogo y coordinador del Centro Aluesa de la Fundación Adsis, el verdadero peligro para los menores no radica tanto en el juego en la calle, sino en el impacto de los videojuegos y las redes sociales.
Lorenzo explica el fenómeno del «efecto pasarela», donde los videojuegos introducen a los menores en una espiral de sorteos, recompensas virtuales y ‘loot boxes. Esto puede facilitar una futura adicción cuando estos jóvenes alcancen la adultez.
A nivel estadístico, el centro indica que las cifras de problemas con el juego en jóvenes se han mantenido estables desde 2020, tras la implementación de leyes que limitan la publicidad del juego en medios tradicionales. Sin embargo, ha aumentado significativamente el uso problemático de videojuegos y redes sociales, que ahora son motivo frecuente de consulta y tratamiento especializado. Lorenzo señala que en la última década ha habido un incremento en los trastornos relacionados con el uso excesivo de pantallas, afectando la vida escolar, familiar y social de los jóvenes.
Por último, se advierte que la industria del videojuego, al incorporar dinámicas de azar, normaliza estos comportamientos desde edades tempranas. Participar en sorteos para conseguir objetos virtuales, sin entender que se trata de una forma de apuesta, puede predisponer a los menores a comportamientos de riesgo con dinero real en el futuro.