La devastación de parte de pueblos de la provincia de Valencia a causa de la Dana me pilló en pleno Congreso de Ávila. No fui consciente de la magnitud de la tragedia hasta revisar mi móvil y observar el drama ocasionado en localidades como Paiporta, Picanya, Catarroja, Sedaví, Alfafar, Chiva y muchas más. Una especie de distopía nacida del ingenio más catastrófico.
La lluvia había engullido vidas, negocios, hogares, destrozando a un pueblo y sumiendo en la desolación a toda España. Lo viví con mucha angustia por estar en la lejanía aún siendo consciente que mi familia directa no se había visto impactada. Y tras la noticia, desde la Junta de Castilla y León – en la figura de Pilar Delgado – se me ofreció alojamiento hasta que pudiera volver a mi tierra. Un gesto humano y digno.
Solo puede tener palabras de agradecimiento hacia aquellos que durante estos días han querido ayudar y poner a mi disposición y la de los damnificados todo tipo de recursos. Fundamentalmente Luis González de SAJUCAL, quien minuto a minuto me ha ido preguntando; Jesús Serrano de ASECAL; José Ballesteros de FEJBA y Yolanda González del Grupo Ballesteros; Manuela Jiménez de Zitro, Luis de Prat de GiG, Ignacio Martialay de AMADER, Carlos Abad ex de AGUIMAR y Urkotronic; Carlos Lax, Pablo Plaza de la revista Azar; Serafín Portas de Recreativos Portas, José Vall de Valisa, Carlos Carvajal de Worldmatch, … Y más. A todos ellos mi consideración y afecto.
Son días muy difíciles. Valencia se desangra entre el barro, la desesperación e inoperancia de los poderes públicos. Pero es una región acostumbrada al drama y capaz de resurgir. Lo ha demostrado a lo largo de su historia. Así lo haremos cueste lo que cueste.