La justicia brasileña ha acusado formalmente a 16 personas, incluidos siete profesionales de fútbol que juegan en primera y segunda división, de amañar partidos por encargo de una banda de apuestas online. Los jueces han aceptado la denuncia de la fiscalía después de que tanto la Confederación Brasileña de Fútbol como el Gobierno pidieran una investigación a fondo que la policía federal ya ha emprendido. Entre los acusados, jugadores del Santos, el Fluminense y el Internacional. El escándalo que amenaza con hacer temblar los cimientos del fútbol brasileño tuvo su primer acto en noviembre del año pasado con el centrocampista Romário, un jugador de 20 años del Vila Nova de Goiás, un equipo de segunda, como protagonista.
Romário esperaba nervioso en el banquillo en el partido contra el Sport. Poco antes había aceptado un soborno de miles de reales por provocar un penalti, según la denuncia de la Fiscalía. El futbolista había recibido una parte del dinero, pero había un problema: no fue convocado por el entrenador. Desesperado, intentó convencer a toda prisa a algún colega del equipo, pero no hubo manera. Los rumores que empezaron a correr por el vestuario esos días hicieron sospechar al presidente del club, Hugo Jorge Bravo, que casualmente es policía y empezó a investigar por su cuenta. Tres semanas después, Romário abandonaba el equipo por “indisciplina grave”. Era el comienzo de un escándalo que empieza a crecer peligrosamente. Leer noticia completa en elpais