Aitor Uriarte, director general de juego y espectáculos del Gobierno vasco, ha sido entrevistado por Noticias de Gipuzkoa. Extraemos lo más interesante de la entrevista.
¿Cada vez se juega antes?
Tengo mis dudas. Los últimos informes, tanto de Salud como nuestros, no concluyen que sea así. Es verdad que a partir de los catorce o quince años empiezan a jugar algunos de estos adolescentes, sobre todo a loterías y al sorteo de la ONCE, competencia del Estado. Son rutinas y costumbres que siguen existiendo. Todavía recuerdo cómo mi padre me mandaba a sellar la quiniela al bar de abajo. Eso era juego, y yo por aquel entonces era menor de edad. Es como si el juego público pareciera el bueno, el que no tiene implicaciones respecto a la ludopatía. No se le da la importancia que se le otorga al privado, tanto presencial como online.
¿Se refuerzan las inspecciones?
Hemos cambiado de táctica. Antes sólo había control de acceso en casinos y bingos, algo que ahora se hace en todos los locales de juego.
¿Qué tipo de controles son?
Los hay duros, en los que te piden el DNI y solo entras si eres mayor de edad y no figuras en el registro de prohibidos. Hay otros sistemas que hacen lo mismo, pero son más tecnológicos, bien por reconocimiento facial o por haberse preinscrito antes, lo cual permite el acceso al salón de modo más libre. En cualquier caso, si no cumples los requisitos la alarma empieza a sonar y no te dejan entrar.
¿El sector está bien controlado?
Es un sector muy cumplidor, como reflejan las cifras. El año pasado se abrieron veinte expedientes sancionadores entre alrededor de 4.000 inspecciones. Es un número muy bajo.
En siete de esos 20 expedientes se detectaron infracciones “muy graves”, según refleja la memoria del año pasado. ¿De qué ilícitos estamos hablando?
Cinco de ellos responden a autoprohibidos, es decir, personas que habían solicitado previamente que se les prohibiera jugar y que, pese a ello, detectamos que acabaron entrando en los locales. También algún caso de menores, entre otras razones, por mala gestión del control de admisión por parte del operador.
¿Cree en el juego responsable?
Bueno, la expresión juego responsable no es que me agrade demasiado por su semántica. Soy más partidario de hablar de responsabilidad en el juego, lo que implica no sólo al jugador, sino a las empresas, la Administración y a toda la sociedad. Muchas veces se banaliza, no se da importancia a situaciones que la tienen. Tenemos que trabajar mucho en la prevención, y procurar que la oferta de juego que haya sea socialmente aceptada, que no crezca de manera desmesurada.
¿No hay muchos padres y madres que comprando loterías y primitivas a todas horas están normalizando ante sus hijos, sin ser conscientes de ello, el juego impulsivo?
Eso está clarísimo. Y también los rascas, uno de los productos más apetecibles para la gente joven, por lo que nos llega a nosotros. Estamos hablando de productos de bajo precio que pueden reportar un gran premio. Da lo mismo el rasca que la Quiniela, euromillones o cualquier otro producto. Socialmente se tiende a ver que el juego público es el juego bueno y no hay problemas con él, y el privado es el que da problemas. Y problemas dan ambos. Eso sí, hay productivos más adictivos, ya sea por su potencial o los canales de uso.
¿Por ejemplo?
La apuesta deportiva en un entorno doméstico, ya que te metes en un bucle. Hay gente en esos contextos que no sabe ni a lo que está apostando. También otros productos que son inmediatos como el rasca, en los que hay un diferencial enorme entre lo que gastas y el premio que puedes ganar. La gente dice: me arriesgo poco y me puedo llevar un premio importante. El problema es que apuestas poco pero muchas veces, y acabas accediendo así a otros juegos de mayor apuesta. Entras en un bucle para ver si recuperas las pérdidas y sigues perdiendo. Ahí entras en el bucle de la ludopatía.
En Gipuzkoa se realizaron durante el año pasado casi diez millones de apuestas, la mayor parte en locales de hostelería. ¿Son muchas?
El mercado de las apuestas en Euskadi empezó a funcionar con la concesión en 2008. Hubo unos años de expansión hasta 2015-2016, y a partir de ese año el mercado está en una fase de estabilización. En un principio dio problemas en cuanto a posibles adicciones, pero actualmente se ha estabilizado.
¿Pero cuánto se juega en Euskadi en comparación con otras comunidades?
Algo más se juega aquí, lo cual se atribuye a la propia sociedad vasca, donde la apuesta en la pelota y el deporte rural está muy arraigada. También tenemos dos equipos en ACB y cuatro en Primera División de fútbol. Muchas veces por empatía vas y apuestas por el equipo que te mueve pasiones.
¿Qué previsiones manejan?
Hicimos una planificación en 2022, en la que planteamos la posibilidad de bajar los locales de apuestas puros, de 25 por concesionaria a 20. En realidad, el propio sector de las apuestas está muy por debajo de lo que está planificado. Tenemos una espinita con los 208 salones de juego que hay en Euskadi, donde la bajada está siendo muy lenta.
¿Qué impacto económico tiene el juego en Euskadi?
Hace ya cuatro años suponía prácticamente el 1% del PIB. El juego genera 4.300 empleos directos, entre locales de hostelería o mecánicos. Kirolbet y RETAbet tienen entre 400 y 500 empleados. Son puestos de trabajo con personal muy formado, desde matemáticos, ingenieros, informáticos o periodistas. Son personas de un rango de edad bastante joven, y es necesario contemplar también todas estas realidades laborales al hacer un diagnóstico. También hay que tener en cuenta los ingresos que obtienen los hosteleros por tener oferta de juego en sus locales. noticiasdegipuzkoa